Contaminación acústica: el ruido también afecta a nuestra salud

Contaminación acústica: el ruido también afecta a nuestra salud

El exceso de ruido se ha convertido en un problema de primer orden hasta el punto de ser considerado por la OMS el segundo factor ambiental más perjudicial para la salud pública, solo superado por la contaminación atmosférica. La contaminación acústica constituye uno de los principales riesgos para la salud mental, física y calidad de vida de las personas.

A pesar de lo inspirador que pueda resultar el ruido de nuestras ciudades para la industria del cine, con imágenes y sonidos del caos neoyorquino, con sus aglomeraciones, sus obras o los coches circulando por sus avenidas, o lo mucho que nos motiva escuchar nuestra canción favorita a todo volumen, lo cierto es que cada vez más estudios constatan la relación entre la exposición a altos niveles de ruido y el desarrollo de determinadas enfermedades.

 

¿Qué es la contaminación acústica?

La contaminación acústica se define, según la Ley 37/2003 del ruido, como la presencia en el ambiente de ruidos o vibraciones, independientemente de la fuente que los ocasiona. Estos han de resultar molestos y, a su vez, suponer cierto grado de riesgo o daño para los personas, para sus bienes o para el adecuado desarrollo de sus actividades, además de tener un impacto negativo sobre el medio ambiente.

Para medir el sonido y determinar los umbrales adecuados para nuestra salud se suelen utilizar como unidad de medida los decibelios (dB), que establecen el nivel de intensidad con el que se produce un sonido.

La OMS fija como límites máximos los 65 dB durante el día y los 55 dB en la noche. Pero no siempre se cumple, pues este organismo internacional estima que 1 de cada 5 europeos están expuestos a niveles superiores de 65 dB durante el día y 1 de cada 3, a niveles superiores a los 55 dB durante la noche.

 

Principales fuentes de contaminación acústica

Las principales fuentes emisores de ruido son los medios de transporte, las turbinas eólicas y las actividades de ocio, fijándose para cada uno de ellos unas recomendaciones específicas:

Medios de transporte (tráfico rodado, ferrocarril y aviones)

  • Tráfico rodado (coches, motocicletas, autobuses): Menos de 53 dB a lo largo del día y 45 dB máximos durante la noche.
  • Transporte ferroviario: Inferior a los 54 dB durante el día y 44 dB nocturnos.
  • Tráfico aéreo: no debe exceder los 45 dB diurnos y los 40 dB para las últimas horas del día.

Ruido de las turbinas eólicas

La OMS recomienda que los niveles de ruido provocados por las turbinas eólicas no supere los 45 dB durante el día, pero no especifica ninguna recomendación para los niveles ocasionados durante la noche.

Ruido de ocio

Un máximo de 70 dB tanto durante el día como la noche.

 

Consecuencias de la contaminación acústica en la salud

Existe cada vez un mayor conocimiento del impacto que la contaminación acústica tiene en nuestra salud física y psíquica. La evidencia científica ha demostrado su relación con el desarrollo de:

  • Enfermedades cardiovasculares. Al parecer, el ruido podría suponer un mayor riesgo de hipertensión (aumento de la presión arterial) e infartos ya que este ruido ocasiona la secreción de hormonas nerviosas, como la adrenalina.
  • Molestias ante la exposición prolongada.
  • Deterioro cognitivo, es decir, problemas de memoria y concentración. Los limites fijados que aseguran una condición óptima de aprendizaje en el entorno educativo son los 35 dB, en cambio, en el entorno laboral se recomienda no estar expuesto a 85 dB en un tiempo máximo de 8 horas.
  • Problemas de audición llegando inclusive a pérdida auditiva.
  • Problemas durante la gestación y el nacimiento tales como partos prematuros, recién nacidos con bajo peso o aumento de la mortalidad. Esto es debido a la exposición de ruidos intensos (traumatismo acústico) que crea una intranquilidad.
  • Salud mental. Aparición de episodios de estrés o ansiedad.
  • Alteraciones metabólicas.
  • Estrés.
  • Efectos sobre el sueño ocasionando alteraciones e impidiendo un descanso adecuado. Por este motivo, se recomienda no estar expuestos a más de 30 dB. durante la noche en nuestra habitación.

 

¿Qué podemos hacer para reducir la contaminación acústica?

Reducir la contaminación acústica es un compromiso global y al que podemos contribuir todos. Los 4 puntos cardinales que establecen el marco de actuación son: reducir la exposición y emisión de ruido, promover iniciativas que contribuyan a disminuir los niveles de ruido, abogar por el cumplimento de los límites establecidos e involucrarse a través de acciones individuales, como pueden ser:

  • Adquirir dispositivos de “bajo nivel de ruido” y evitar el uso de electrodomésticos ruidosos durante la noche o a primera hora.
  • Procurar no realizar actividades ruidosas, como el uso de instrumentos de música o actividades de bricolaje, en horarios inadecuados.
  • Insonorizar adecuadamente los edificios, especialmente los locales de ocio nocturno.
  • No alcanzar los volúmenes máximos de los aparatos electrónicos (televisores, equipos de música, móviles, etc.).
  • Instalar adecuadamente cualquier dispositivo emisor de ruido, por ejemplo, ventiladores o turbinas.
  • Promover el uso del transporte público o, en todo caso, vehículos eléctricos.
  • Adecuado mantenimiento de los vehículos y usar el claxon solo cuando sea necesario.
  • Evitar actitudes agresivas como golpear objetos o gritar

 

Recuerda

  • La contaminación acústica también afecta a nuestra salud y calidad de vida.
  • 1 de cada 5 europeos estamos expuestos a un nivel de ruido superior al recomendado por la OMS.
  • Tú también puedes contribuir a reducir la contaminación acústica y su impacto negativo a través de acciones individuales.