Desgarros vaginales por parto

Desgarros vaginales por parto. Recomendaciones para la recuperación

También conocidos como laceraciones o desgarros perineales, los desgarros vaginales son la rotura de forma espontánea de los tejidos perineales durante el parto cuando este se produce por vía vaginal. Estos desgarros son bastante comunes y se pueden producir bien porque el tamaño de la cabeza del recién nacido es demasiado grande o porque la vagina no se estire lo suficiente.
Factores como el nacimiento del primer hijo, que el bebe tenga mucho peso o partos prolongados pueden aumentar considerablemente el riesgo de sufrir desgarros vaginales.

Por lo general, los desgarros vaginales se presentan de forma leve afectando únicamente a la zona perineal. Sin embargo, en otras ocasiones, pueden presentar mayor gravedad y afectar a otras zonas como el esfínter o la mucosa rectal.

 

Tipos de desgarro vaginal

Según la gravedad y el área a la que afecta, existen 4 tipologías diferentes de desgarro vaginal:

  • Los de primer grado afectan únicamente a la piel perineal. Suelen presentar síntomas como molestias leves o de carácter puntual (como por ejemplo durante la micción únicamente). Por lo general suelen curarse por sí solos, aunque también es posible que requieran de suturas.
  • Por su parte, los desgarros vaginales de segundo grado, afectan a la piel y músculos del perineo. También se pueden extender a la vagina. A diferencia de los de primer grado, requieren obligatoriamente de suturas.
  • Los de tercer grado, se caracterizan por afectar también a la musculatura que rodea al ano y porque pueden comenzar los síntomas de incontinencia urinaria y/o fecal y dispareunia. En esta ocasión, para su intervención es necesario el uso de anestesia.
  • Finalmente, los desgarros vaginales de cuarto grado son los más graves y su zona de afectación se extiende a la mucosa rectal. Este tipo de desgarros van acompañados de síntomas como incontinencia fecal y dolor en las relaciones sexuales (dispareunia).

 

Prevención de los desgarros vaginales

Preparar al cuerpo antes del parto constituye una de las principales formas de evitar que se produzcan desgarros vaginales. Durante la gestación, se recomienda la realización de ejercicio físico y una dieta adecuada.

Es posible fortalecer toda la musculatura mediante la realización de ejercicios de suelo pélvico permitiendo reducir el riesgo de desgarros.

Durante el parto, una posición adecuada también evita el riesgo de laceraciones. En esta línea, lo más recomendable son las posiciones de decúbito (supino o lateral).

En caso de sospecha de producirse un desgarro vaginal de grado III o IV, se recomienda la realización de episiotomía. La episiotomía consiste en la realización de un corte en el tejido perineal de forma que se favorece el parto vaginal.

 

Recomendaciones para aliviar las molestias de los desgarros vaginales

Existen una serie de hábitos que permiten aliviar las molestias que los desgarros vaginales ocasionan. En el caso de los desgarros de tercer o cuarto grado es necesario consultar al especialista ya que su abordaje es algo más complejo.

A grandes rasgos, en los desgarros vaginales, se han de seguir pautas como las sugeridas por la Asociación Española de Matronas:

  • No existe contraindicación en hábitos de higiene. Salvo que los primeros días es preferible optar por duchas en lugar de baños.
  • Aplicar agua tibia durante la micción o defecación para evitar escozor, dolor e infección.
  • La herida ha de estar limpia y seca. Al lavar la herida, se recomienda hacerlo en dirección de la vagina al ano. Posteriormente, para secar la zona, utilizar una compresa y presionar la zona.
  • Uso de compresas de algodón y cambiarlas con mucha frecuencia.
  • Evitar el uso de ropa interior sintética o prendas excesivamente ajustadas.
  • Entre otras contraindicaciones también podemos encontrar: estar tiempo prolongado de pie, uso de tampones o relaciones sexuales durante las semanas posteriores al parto.

 

Recuerda que:

  • Los desgarros vaginales son la rotura de forma espontánea de los tejidos perineales durante el parto cuando este se produce por vía vaginal.
  • Es importante revisar con un profesional cualquier molestia o anormalidad después del parto (para no normalizar, por ejemplo, la dispareunia).
  • En función de su gravedad, se clasifican en 4 tipologías. Los grados I o II son de carácter leve, mientras que los III y IV requieren de un abordaje más complejo.
  • Los desgarros vaginales es posible prevenirlos mediante la realización de ejercicios que permitan fortalecer la musculatura pélvica.
  • En el abordaje de los desgarros se recomienda mantener la herida limpia y seca.